La historia de Iñaki Gabilondo con la radio es una historia de amor. De amor por un sueño, por transmitir, por saber escuchar y por abrir las puertas de un nuevo horizonte. El periodista apostó por el periodismo desde muy joven e inició su camino hasta convertirse en una de las voces más reconocidas de España.
Después de cinco décadas ante los micrófonos, donde ha conseguido conectar con el público a través de la intercomunicación, Iñaki Gabilondo se despidió de su profesión, pero no del arte de comunicar.
Estudiar periodismo cuando no había periodistas en la radio
La radio se convirtió pronto en el sueño de Iñaki Gabilondo. Era un portal a un mundo repleto de color, creador de imágenes mentales, entorno al que él y su familia vivían con fascinación los relatos y noticias que surcaban España.
Tal era el entusiasmo del joven Gabilondo por este medio que lo compara con el que probablemente es el destino más deseado de cualquier niño: “Yo quería vivir en esa Disneylandia que era la radio”.
Con los objetivos claros, comenzó la carrera de Periodismo en un momento en el que radio e información poco tenían que ver. “En la radio no había información, no tenía mucho sentido estudiar periodismo, pero era la vía que más me acercaba a ese sueño”, confiesa.
Iñaki Gabilondo y la radio
El periodista Iñaki Gabilondo comenzó su andadura en el mundo radiofónico de forma atípica. Sus primeros pasos fueron como director de la SER y, más tarde, se convirtió en presentador y director de diversos programas, como Hoy por hoy, que le acompañó durante 19 años de su carrera.
Lo más importante en la vida es saber escuchar. La credibilidad es la suma de decencia más tiempo. Durante todo este tiempo, Iñaki Gabilondo ha tenido muy presente la definición de intercomunicación y la importancia de saber escuchar, dos conceptos que aplica tanto en su trabajo como en su vida personal.
¿Qué es la intercomunicación?
La intercomunicación es un proceso dinámico y bidireccional en el que todas las partes involucradas participan activamente en la construcción del mensaje. A diferencia de la comunicación unidireccional, este enfoque fomenta el entendimiento mutuo, el diálogo abierto y la colaboración.
Iñaki Gabilondo subraya que intercomunicar no es solo transmitir información, sino conectar, sumar y construir en torno a algo compartido. Para él, la intercomunicación es esencial en un mundo interconectado, ya que fortalece la sociedad y permite que las ideas evolucionen de manera conjunta. Saber escuchar a los demás es clave para lograrlo, pues sin una escucha activa y consciente, el intercambio de ideas pierde su verdadero valor.
Diferencias entre comunicación e intercomunicación
Comprender la diferencia entre comunicación e intercomunicación es fundamental para comprender cómo se establecen las conexiones y la manera en que nos relacionamos.
La comunicación es el acto de transmitir información de un emisor a un receptor de forma unilateral, mientras que la intercomunicación va mucho más allá: se trata de un intercambio activo en el que todos los participantes tienen algo que aportar y construir en conjunto, teniendo un gran peso el saber escuchar, la escucha activa y la empatía entre personas. Como nos explica Iñaki Gabilondo, la intercomunicación no sólo genera unas conexiones más sólidas, sino que también fomenta el entendimiento mutuo y el aprendizaje compartido. En este sentido, saber escuchar es una pieza clave del proceso ya que, sin una verdadera disposición a entender al otro, la intercomunicación no puede darse de manera efectiva.
La importancia de saber escuchar
“Escuchar es querer comprender lo que alguien te está queriendo decir. No se trata de que estés de acuerdo, se trata de que le des la oportunidad de expresar lo que le mueve”, explica Iñaki Gabilondo.
En la actualidad, vivimos en un mundo donde cada vez es más común que conversemos con una persona cuya posición sea antagónica a la nuestra. Sin embargo, es importante recordar que saber escuchar es el primer paso para entendernos, así como aprender a leer a las personas para establecer una comunicación de calidad.
Esta escucha resulta especialmente complicada cuando nuestros prejuicios van por delante del propio acto de escuchar, un hecho que Gabilondo detecta como un problema de la sociedad. Y es que la importancia de saber escuchar no puede subestimarse, ya que, en un mundo diverso y plural, la capacidad de escuchar de manera activa y sin prejuicios es esencial para fomentar el entendimiento mutuo y mejorar la intercomunicación entre las personas.

¿Es fácil aprender a escuchar y no tener prejuicios?
“Es dificilísimo aprender a escuchar”, expresa Iñaki Gabilondo, que tras más de cincuenta años dedicado al periodismo, todavía siente que está “en primero de escuchar”.
Para Iñaki, el motivo por el que nos cuesta tanto escuchar y no tener prejuicios parte de la sociedad en la que vivimos. Si todos vamos con “el prejuicio puesto” es muy complicado que podamos avanzar hacia alguna dirección. ¿Por qué? Porque chocan nuestros prejuicios. Por ello, es imprescindible aplicar técnicas de negociación y quitarnos esta barrera para poder comprender verdaderamente qué es lo que le mueve a la persona que estamos escuchando. Saber escuchar a los demás nos permite superar estas limitaciones y avanzar hacia una comunicación más efectiva y enriquecedora.
La credibilidad es la suma de decencia más tiempo
La credibilidad hace referencia a la capacidad de ser creído. Cuando crees en una persona significa que le estás aportando tu confianza, y ser capaz de generar confianza es importante en todos los aspectos de nuestras vidas.
Así, la importancia de la credibilidad es máxima a todos los efectos, pero especialmente para profesiones como el periodismo, que se dedica a vender credibilidad. Es común para cualquier persona cometer errores, pero la credibilidad que generas es lo único que puede salvarte de ellos.
¿Cómo medir la credibilidad?
Para tener credibilidad, Iñaki Gabilondo aplica una fórmula: decencia + tiempo = credibilidad. “Necesitas el tiempo suficiente para que la gente descubra que eres decente”, dice.
El periodista nos destaca cómo la credibilidad actúa como un escudo protector en situaciones donde, incluso las personas más respetadas, pueden cometer errores. En estas circunstancias, el bagaje de credibilidad avala que, a pesar de un error ocasional, la persona sigue siendo una figura creíble y confiable.
En este punto es donde entra en juego el saber escuchar: una persona que practica la escucha activa y comprende las diferentes perspectivas fortalece su credibilidad, ya que demuestra empatía y compromiso con la verdad, logrando generar conexiones más fuertes con el resto. En otras palabras, “A lo mejor te has equivocado, pero juegas limpio”, como señala Iñaki Gabilondo, subrayando nuevamente la importancia de la credibilidad en la percepción pública. En resumen, no se trata de que la credibilidad sea un activo valioso, sino que es un elemento clave en el mundo de la comunicación.
Iñaki Gabilondo aconseja tener coherencia en la honestidad
Cada día recibimos una gran cantidad de información desde múltiples vías. Esta entrada masiva de inputs lleva a que, de forma natural, nuestros puntos de vista sobre algunos aspectos de la vida puedan ser modificados. Sin embargo, es crucial entender que no implica que debamos cambiar de opinión cada vez que nos llegue nueva información, sino, más bien, que debemos ser coherentes con nuestros principios y valores fundamentales. Mantener esa coherencia interna es esencial para ser honestos con nosotros mismos y para construir relaciones significativas con los demás.