Saúl Craviotto: “Quería quedar campeón del mundo… y fallé”

Saul Craviotto

· Piragüista

Saúl Craviotto es uno de los grandes nombres del deporte español. Su historia es la de un niño que creció en una piragua, un deportista que lo ganó todo y que, al mismo tiempo, aprendió a levantarse después de perder. En este relato repasamos cómo pasó de los inicios familiares en el piraguismo hasta convertirse en campeón olímpico, enfrentarse a la depresión tras un fracaso y cómo preparó con ilusión sus quintos Juegos Olímpicos en París 2024.

De la piragua de niño a los Juegos Olímpicos

Desde muy pequeño, Saúl estuvo ligado al agua. Su padre lo introdujo en la piragua cuando apenas tenía unos meses, y desde entonces el piragüismo se convirtió en parte de su vida. Creció en un entorno donde el esfuerzo y la disciplina eran valores fundamentales. Mientras otros niños jugaban en tierra, él se dormía en la piragua, acompañado por la tranquilidad del agua y la compañía de su padre.

Su pasión lo llevó a dar los primeros pasos en competiciones locales, donde ya mostraba un talento especial para la resistencia y la técnica. Con los años, fue perfeccionando su estilo y ganando confianza. El salto a competiciones internacionales era inevitable, Saúl había nacido para dejar huella en este deporte.

Con el tiempo, logró debutar en unos Juegos Olímpicos, cumpliendo el sueño que había perseguido desde niño. Cada entrenamiento, cada regata y cada sacrificio lo acercaron al objetivo de convertirse en campeón olímpico. Saúl menciona que, «cuando un sueño te acompaña desde la infancia, la constancia es la única forma de alcanzarlo».

Un campeón olímpico que también sabe perder

Las medallas de Saúl Craviotto en Pekín y Londres, llegaron tras uno de los momentos más difíciles de su carrera: el Mundial de 2015. La presión por clasificarse para Río 2016 y, además, ser campeón del mundo, lo llevó a fallar en la competición.

Aquella derrota marcó un antes y un después. Saúl se encerró en sí mismo, sintió que había fallado a todos y cayó en un estado de tristeza profunda. Pasó días sin querer hablar con nadie, con la sensación de haber perdido su identidad como deportista. «Fracasar no significa caer para siempre, sino aprender a levantarse de otra manera».

Los Juegos y las medallas habían sido su forma de medir el éxito, y de repente el vacío de no cumplir las expectativas lo golpeó con fuerza. Esa experiencia le enseñó que el camino del deportista no siempre es ascendente y que, en ocasiones, las derrotas son las que construyen al verdadero campeón.

La importancia de la salud mental en el deporte

El bache de 2015 evidenció la cara menos visible del deporte de élite, la salud mental. Saúl reconoció haber vivido una etapa de depresión, en la que la vergüenza y la frustración lo llevaron a aislarse. El silencio y la presión interna lo acompañaban en cada jornada, hasta que comprendió que necesitaba un cambio de enfoque.

El apoyo de sus padres y de su entorno fue fundamental para salir adelante. Descubrió que pedir ayuda no lo hacía más débil, sino más humano. En este camino, también aprendió la importancia de manejar la frustración, algo común a todos los deportistas de élite.

Hoy, Saúl habla abiertamente de la relevancia de la salud mental en el deporte, convencido de que los jóvenes atletas deben aprender que la fortaleza no se mide solo por la fuerza física, sino también por la capacidad de reconocer y afrontar los momentos de vulnerabilidad.

Resiliencia y motivación para seguir adelante

A pesar de los momentos de oscuridad, Saúl encontró fuerzas para volver a entrenar con disciplina y determinación. La resiliencia se convirtió en su mayor aliada. El fracaso en el Mundial lo había dejado marcado, pero también le mostró la oportunidad de reinventarse.

Volvió a subirse a la piragua con la ilusión de un debutante, pero con la experiencia de un veterano. Transformó la presión en motivación y el miedo en energía., y como él dice, «cada derrota esconde la semilla de una nueva victoria».

El camino no fue sencillo. Horas de entrenamiento, renuncias personales y el esfuerzo constante por mejorar cada detalle lo acompañaron en esta etapa. Lo que lo hizo distinto fue su capacidad de ver en cada obstáculo una posibilidad de crecimiento. Así fue como consiguió reponerse y volver a estar entre los mejores del mundo.

París 2024: la última parada en una carrera legendaria

Con cinco Juegos Olímpicos a sus espaldas, Saúl Craviotto se preparaba para afrontar París 2024, donde lucha por su sexta medalla. Su objetivo no es solo ampliar su palmarés, sino disfrutar del camino y dejar un legado en el piragüismo español.

La preparación para París implica tanto entrenamientos físicos intensos como un trabajo mental constante. Saúl entiende que la experiencia es ahora su mejor arma: sabe cómo gestionar la presión, cómo dosificar los esfuerzos y cómo mantener la calma en los momentos decisivos: «no hay reto demasiado grande cuando lo enfrentas con ilusión y trabajo en equipo».

Para él, estos Juegos representan la oportunidad de cerrar un ciclo. Más allá de los resultados, quiere demostrar que la pasión y la dedicación son capaces de mantener vivo el espíritu competitivo durante décadas.

El legado de Saúl Craviotto más allá de las medallas

Más allá de las medallas y los títulos, Saúl se enorgullece de la persona que es y del camino recorrido. Para él, la verdadera victoria no está en los podios, sino en la capacidad de inspirar a otros con su ejemplo.

Su historia demuestra que el deporte no solo forja campeones, también forma personas resilientes, conscientes y agradecidas. Nos revela en la entrevista que, «el mayor triunfo no está en lo que logras, sino en lo que inspiras en los demás».

Conferencias, charlas motivacionales y entrevistas le han permitido transmitir su mensaje a nuevas generaciones. Su voz se ha convertido en un referente para quienes buscan un equilibrio entre la ambición deportiva y la salud emocional.Saúl Craviotto es hoy mucho más que un medallista olímpico. Es un ejemplo de superación, un espejo en el que se miran jóvenes deportistas y un símbolo de que el éxito no está solo en los títulos, sino en la capacidad de levantarse, reinventarse y seguir luchando, sin importar las caídas.

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