Yo soy de la época donde decirle a una mujer ‘estás menopáusica’ era un insulto». Esta frase de nuestra invitada de hoy resume décadas de silencio, estigmas y desinformación. Durante mucho tiempo, la menopausia fue un proceso que millones de mujeres vivieron en privado, a menudo sin entender los cambios que su cuerpo podía experimentar y sin herramientas para hablar de ello.
Pero esa etapa de silencio está cambiando. Una conversación honesta y abierta, impulsada por las propias mujeres, está cambiando por completo la forma de ver las cosas. Para entenderlo, hablamos con la Dra Silvia P. González, una de las mayores expertas de España en la materia.
Conociendo a Silvia P. González, especialista en menopausia
La Dra. Silvia P. González es Ginecóloga para la calidad de vida, Máster en Climaterio y Menopausia, presidenta electa de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) y directora de Menoclinica.
«Históricamente, la menopausia ha estado infratratada e infravalorada, tanto por la sociedad como por la propia medicina», comenta. Pero en los últimos años, ha sido testigo de un cambio fundamental. «Y lo más interesante», admite, «es que el cambio ha venido de las propias mujeres».
¿Qué es la menopausia?
Lo primero es aclarar conceptos. Según la definición técnica, la menopausia es la interrupción definitiva de la menstruación, algo que se confirma tras un año sin menstruación. Este hito marca el cese de la función de los ovarios, que agotan su reserva de folículos y, con ello, la producción de hormonas clave como el estrógeno y la progesterona.
No se trata de un cambio puntual, sino de todo un proceso, como explica la doctora: «A lo que nos referimos coloquialmente es al climaterio», un proceso que abarca tres fases:
- Perimenopausia: Puede durar varios años antes de la última regla. Es la etapa de transición, donde los ciclos se vuelven irregulares y empiezan a aparecer los primeros síntomas debido a las fluctuaciones hormonales.
- Menopausia: El cese definitivo de la menstruación.
- Postmenopausia: Los años posteriores, en los que el cuerpo se adapta a un estado bajo de estrógenos de forma permanente.
Más allá del fin de la regla: los más de 200 síntomas y signos de la menopausia
Aunque el cese de la menstruación es el síntoma más característico de la menopausia, no es el único ni mucho menos. De hecho, la doctora aporta un dato revelador: «Actualmente sabemos que ya hay descritos más de 270 signos y síntomas» asociados a esta etapa. Esta enorme variedad es la causa principal de que muchas mujeres se sientan perdidas. «Vienen a la consulta diciendo: ‘ya no soy yo, no me reconozco’».
Esta enorme variedad es la causa principal de que muchas mujeres se sientan perdidas y desconectadas de sí mismas. Los síntomas más comunes se pueden agrupar en:
- Síntomas vasomotores: Los famosos sofocos, calores súbitos e intensos que recorren el cuerpo, y las sudoraciones nocturnas que interrumpen el sueño.
- Síntomas psicológicos y anímicos: Cambios de humor, irritabilidad, ansiedad, apatía, dificultad para concentrarse (la llamada «niebla mental») y, muy frecuentemente, insomnio.
- Síntomas urogenitales y sexuales: La caída de estrógenos afecta directamente a los tejidos, provocando sequedad vaginal, molestias durante las relaciones sexuales, menor lubricación, urgencia para orinar e infecciones recurrentes. También es común la disminución de la libido.
- Cambios físicos y metabólicos: Aumento de peso, especialmente acumulación de grasa en la zona abdominal, piel más seca y menos elástica, caída del cabello, dolores en las articulaciones y pérdida de masa muscular y ósea, que aumenta el riesgo de osteoporosis.
¿A qué edad llega la menopausia?
En España, la edad media se sitúa en torno a los 50-51 años, pero no es una regla fija. «Está determinada genéticamente y también por los estilos de vida», aclara Silvia. Cada mujer sigue su propio ritmo, y existen casos de menopausia temprana (antes de los 45) o precoz (antes de los 40).
El sentido de la menopausia: ‘la hipótesis de la abuela’
Curiosamente, los humanos somos de las pocas especies animales que atraviesan la menopausia. Una de las teorías clásicas para explicarlo es la «hipótesis de la abuela»: las mujeres, al dejar de tener hijos, ayudaban a cuidar de los nietos, asegurando la supervivencia del grupo.
Sin embargo, a Silvia le gusta especialmente otra idea: la del «legado del conocimiento». «Aquellas mujeres que entran en etapa post-reproductiva tendrían acumulado un conocimiento vital que puede ser de utilidad para toda la tribu». Una visión que valora la experiencia por encima de la capacidad reproductiva.
La palabra tabú
Esta visión positiva que nos dan teorías como la hipótesis de la abuela choca frontalmente con el estigma que ha arrastrado la palabra «menopausia» durante décadas.
Menopausia a lo largo de la historia
En el pasado la menopausia ha sido un tema incómodo de tratar. Las mujeres no lo hablaban en casa, ni con sus amigas, ni con sus parejas. «Había muchos tabúes de fondo: ‘pierdo la fertilidad, por tanto, pierdo el atractivo’», señala la doctora. Esta desconexión social generaba una desconexión personal. El enfoque médico, centrado casi exclusivamente en dar hormonas, tampoco ayudaba a crear esa «conexión necesaria» entre la profesional y la paciente.
Rompiendo el estigma
Hoy, el panorama es otro. «Las mujeres han iniciado una verdadera revolución», afirma Silvia. Impulsan la conversación, comparten sus experiencias y exigen un abordaje más completo. Figuras públicas hablan abiertamente del tema y se crean comunidades donde antes solo había silencio.
El empuje de movimientos como el de Malas Madres en otros ámbitos ha demostrado la fuerza que tienen las mujeres al unirse, creando redes de apoyo emocional que son fundamentales. «A la consulta ya muchas mujeres vienen con su pareja», un detalle que prueba que el tabú se está rompiendo.
Cuidados en la menopausia
El cambio social ha transformado el cuidado médico. Como dice Silvia, ahora es «una conversación de dos expertos», donde «la mujer es experta en sí misma y el médico, en el proceso». Este enfoque activo y personalizado se apoya en varios pilares fundamentales:
- Estilo de vida activo: Es la base de todo. El ejercicio físico es innegociable, combinando entrenamiento de fuerza para proteger músculos y huesos, cardio para la salud del corazón y ejercicios de suelo pélvico para prevenir la incontinencia.
- Alimentación consciente: La dieta debe adaptarse. Es clave asegurar el aporte de calcio y vitamina D para los huesos, incluir proteínas de calidad para la masa muscular y priorizar grasas saludables. Reducir los azúcares y ultraprocesados ayuda a controlar el peso y los sofocos.
- Salud emocional y conexión: Cuidar la mente es tan importante como cuidar el cuerpo. Técnicas como el mindfulness o la meditación ayudan a gestionar el estrés y la ansiedad. Y, como insiste la doctora, hablarlo y compartirlo en un entorno de confianza es terapéutico.
- Opciones terapéuticas personalizadas: Cuando los síntomas afectan a la calidad de vida, existen soluciones. La Terapia Hormonal Sustitutiva es la opción más eficaz para los sofocos y la salud urogenital, siempre bajo prescripción médica y valorando individualmente sus beneficios y riesgos. También existen tratamientos no hormonales, hidratantes vaginales y otras alternativas para síntomas concretos.
- Prevención y seguimiento: La menopausia inicia una etapa donde la prevención es clave. Es fundamental no saltarse las revisiones ginecológicas, las mamografías y realizar controles de densidad ósea, colesterol y presión arterial.
El mensaje final de la doctora es claro. Para las mujeres que están en ello: «que sepan que no están solas». Y para su entorno: «mantened una actitud receptiva, una escucha empática, sin dramatizar». Se trata, al final, de vivir esta etapa no como un final, sino como lo que puede llegar a ser para muchas: un tiempo de plenitud.